jueves, 28 de agosto de 2014

¿Quien eres?



Una mujer llega a las puertas del cielo y le preguntan: "¿Quién eres?". Ella responde: "Soy Juana"...."No te he preguntado cómo te llamas, te he preguntado quién eres"-responden desde el cielo.  "Soy la mujer de Felipe".... "No te he preguntado con quién estás casada, te he preguntado, quién eres".... "Soy maestra", le respondió.... "No te he preguntado en qué trabajas. Te he preguntado quién eres"- vuelven a decir desde el cielo. 
La mujer sorprendida, no entendía muy bien que pasaba, así que reflexiona: "¡Ah!, Esto es el cielo" y responde: "Soy católica".... Le dicen: "No te he preguntado cuál es tu religión, te he preguntado quién eres". "Soy española"- dice la mujer, pero de nuevo desde el cielo le contestan: "No te he preguntado cuál es tu nacionalidad, sino quién eres”. Ya la mujer, muy confusa, duda de quién es. Y desde las puertas del cielo, le dicen: "Bien, tienes una segunda oportunidad, baja a la tierra y descubre quién eres".

miércoles, 27 de agosto de 2014

Guia SOS contra el Ciberbullying




















El Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (INTECO), organismo dependiente de Red.es y del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, ha puesto a disposición de padres y educadores tres nuevas guías sobre ciberbullying y grooming.
El acoso a los menores a través de las nuevas tecnologías se ha convertido en un problema muy frecuente hoy en día, debido a que los menores acceden cada vez a edades más tempranas a estos medios, sin recibir formación sobre los peligros y riesgos que supone el uso de las nuevas tecnologías.


En la protección y prevención de casos de ciberbullying (acoso a menores a través de los medios telemáticos) ogrooming (acoso sexual a menores por parte de adultos utilizando medios tecnológicos), los padres y educadores juegan un papel esencial, de tal manera que pueden detectar posibles abusos de manera temprana y enseñar medidas de seguridad para navegar en la Red.

Las guías SOS elaboradas por INTECO pretenden servir de pautas de “primeros auxilios” en estos casos. Una de las guías está dedicada al ciberbullying para padres, otra para educadores y una tercera al grooming. 

A través de estas herramientas, se proporcionan las claves para detectar casos de posible abuso (a través de los síntomas más frecuentes que suelen mostrar los menores), y los pasos que pueden dar padres y educadores si se confirma la sospecha (dónde denunciar, qué tipo de pruebas aportar, etc.). Además, detallan las medidas que pueden adoptarse desde el hogar y la escuela para prevenir que ocurran estos casos, y cuya puesta en marcha es fundamental desde el momento en que los menores empiezan a tener acceso a las nuevas tecnologías.

Las Guías SOS contra el ciberbullying y contra el grooming, se acompañan de unos trípticos y pósters en formato cómic, que pueden resultar de utilidad como material de apoyo educativo para afianzar los conocimientos sobre seguridad en la Red.

Se pueden descargar las guías en los siguientes enlaces:

Acoso escolar



El pasado mes de mayo de 2014, Save the children publicó un nuevo documento sobre el acoso escolar y el ciberacoso: Acoso escolar y Ciberacoso: Propuestas para la acción. Ambos hechos son realidades que viven los niños y las niñas en el mundo, y tienen repercusiones negativas en su bienestar, su desarrollo y el ejercicio de sus derechos.

En España, el acoso escolar y el ciberacoso, no han sido abordados ni reconocidos conforme a su gravedad. En su mayoría, las respuestas han sido reactivas a situaciones de acoso grave que han tenido repercusión mediática. Las situaciones menos graves quedan invisibilizadas porque los mecanismos de denuncia y de actuación son insuficientes o no son conocidos por los niños, las niñas, sus familias y los y las docentes que los atienden.

En este informe, Save the Children describe el acoso escolar y el ciberacoso (dos formas de violencia contra la infancia) y realiza un análisis integral con el fin de orientar las propuestas de actuación de los diferentes actores e instituciones implicados en la protección de los niños y las niñas, desde los poderes públicos hasta los centros educativos y las familias.

En primer lugar, este documento aborda estos dos tipos de maltrato desde la perspectiva de los derechos en la infancia, contextualizando el problema desde la normativa española y europea.

En segundo lugar se describe un pormenorizado marco conceptual de ambos fenómenos, presentando datos de prevalencia, factores de riesgo y de protección, consecuencias en las víctimas y formas de prevención.

Save the Children ha querido conocer esta realidad de los niños y las niñas de una forma cercana, interviniendo con ellos y ellas, con sus familias y con el profesorado a través de talleres de prevención. Además les ha preguntado tanto a los docentes como a los niños y a las niñas cómo ven y viven las situaciones de acoso escolar.

De este modo, en el tercer capítulo del informe, se presentan los datos de un estudio realizado por esta organización con 123 niños y niñas de entre 8 y 13 años, y con 23 docentes de primaria y secundaria.

Según los datos recogidos, un porcentaje muy alto de niños han sido víctimas de acoso escolar (en torno al 40%) y más de la mitad han observado alguna situación de este tipo. También se presentan los resultados aportados por los docentes respecto a las veces que habían observado algún tipo de violencia física, verbal, social, sexual o a través de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, siendo la forma de violencia observada más frecuente, la verbal, seguida por la física, y la menos frecuente la sexual.

Otros datos relevantes que se derivan del estudio son que en las situaciones de acoso escolar, las soluciones de los niños y niñas no se plantean desde la asertividad. En general, los niños y niñas entrevistados no cuentan con conocimientos para el manejo online de las situaciones de ciberacoso.

Además, muchos docentes señalan que no saben cómo afrontar las diferentes formas de violencia contra la infancia detectadas en la escuela; y demandan y reconocen la necesidad de formación para contar con herramientas para la detección, notificación y actuación frente al acoso escolar y el ciberacoso, pero también frente a otras formas de violencia.

En cuarto lugar, el informe presenta una serie de recomendaciones a diferentes autoridades y poderes públicos para abordar las situaciones de violencia de acoso escolar y ciberacoso.

En quinto y último lugar, Save the Children desarrolla las directrices para un Protocolo de actuación frente al acoso escolar y al ciberacoso, con las que pretende orientar a los responsables educativos, a los educadores, a los padres y a las madres en su tarea de proteger a los niños y las niñas de estas formas de violencia. Para establecer dichas pautas, se han revisado los protocolos de actuación que han desarrollado algunas Comunidades Autónomas, se han tenido en cuenta las conclusiones del estudio realizado por la propia organización, descrito anteriormente, así como los resultados de algunas investigaciones académicas y las directrices de prevención de la violencia de Naciones Unidas y el Consejo de Europa.

Las instituciones públicas, el ámbito educativo, la investigación psicosocial, la academia y la sociedad en general pueden encontrar en este informe orientaciones claves para ejercer su responsabilidad en la prevención, la protección y la atención de los niños y las niñas ante el acoso y el ciberacoso. Dichas orientaciones parten de una mirada holística e integral basada en una investigación rigurosa, un repaso al marco normativo vigente, la revisión bibliográfica más reciente y relevante y el análisis desde una perspectiva de derechos de los y las protagonistas.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Un cuento para reflexionar.....


Buena suerte.......Mala suerte, ¿quien sabe?
Un matrimonio de avanzada edad vivía con su hijo de 18 años, en medio del campo. Los ancianos se sustentaban con lo que cultivaban en sus tierras gracias a un caballo que tenían.

Un día el caballo se escapó y se fue a unas montañas cercanas..... Los vecinos al enterarse, fueron a mostrarles su pesar a los ancianos, diciéndoles: ¡Qué mala suerte!. El caballo se ha escapado!!!!.... a lo que el anciano respondió: Mala suerte, buena suerte, ¿quién sabe?.

Poco tiempo después, el caballo que se había escapado, volvió trayendo con él, varios caballos salvajes. Entonces los vecinos fueron rápidamente a felicitar a la familia y diciéndole: ¡Que buena suerte!.... a lo que el el anciano respondió: Buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe?

En los días que siguieron, el hijo se puso a domar uno de los caballos salvajes, pero el caballo lo tiro al suelo y el hijo se rompió una pierna. Los vecinos fueron a verlos y les dijeron de nuevo:¡Qué mala suerte!..... a lo que el anciano les respondió nuevamente: Mala suerte, buena suerte, ¿quién sabe?

Al poco tiempo, los soldados del rey, que estaba en guerra con el país vecino, vinieron buscando a todos los hombres en edad de marchar a la guerra, pero como el hijo tenia la pierna rota no se lo pudieron llevar.... Buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe?







¿Están los adolescentes adoptando los hábitos estresantes de los adultos?

El pasado mes de febrero, la Asociación Americana de Psicología (American Psychological Association-APA) hizo públicos los resultados de la encuesta Stress in America 2013, un estudio realizado periódicamente por la APA como parte de su campaña Mind/Body Health (Salud Mental y Física), y cuyo propósito es el de examinar el nivel de estrés de la población de los EE.UU., así como dar cuenta del grave impacto que este problema psicológico está teniendo en la salud física y emocional de sus ciudadanos.

La encuesta, titulada Stress in America™: Are Teens Adopting Adults’ Stress Habits?(Estrés en América: ¿Están los adolescentes adoptando los hábitos estresantes de los adultos?), se realizó a través de Internet de la mano de la compañía Harris Interactive Inc. -en representación de la APA-, y contó con la participación de 1.950 adultos mayores de 18 años y 1.018 adolescentes de entre 13 y 17 años residentes en los Estados Unidos, a quienes se instó a identificar las principales fuentes de estrés que inciden en su vida diaria, preguntándoles sobre el nivel de estrés percibido y el tipo de estrategias utilizadas con el fin de manejarlo.

Las conclusiones de este estudio alertan sobre el inicio cada vez más temprano de los hábitos estresantes, manifestándose en la adolescencia patrones de conducta relacionados con el estrés, similares a los que presentan los adultos.

Los datos de la encuesta revelan que la mayoría de los adolescentes (83%) identifica la escuela como la fuente más común de estrés. A este respecto, los jóvenes reconocieron haber padecido durante el curso escolar diversos síntomas, tales como irritabilidad, nerviosismo, tristeza, cansancio o dolor de cabeza, entre otros, y manifestaron estar experimentando niveles de estrés más altos de lo que consideran saludable (5,8 versus 3,9, respectivamente, en una escala de 10), superando levemente el promedio reportado por los adultos (5,8 entre adolescentes versus 5,1 entre los adultos).

Sin embargo, independientemente de los niveles de estrés, el 42% no cuenta con las estrategias adecuadas para manejarlo o las habilidades necesarias para identificarlo y prevenir las posibles consecuencias a largo plazo.

Cuando tratan de hacerlo, un alto porcentaje afirma haber recurrido a actividades sedentarias relacionadas con el tiempo de exposición a la pantalla, tales como videojuegos (46%), ver la televisión (36%) o navegar por Internet (43%), y menos de la mitad de los adolescentes se involucra en actividades físicas (37%) y deportivas (28%). La encuesta indica que aquellos adolescentes que padecieron altos niveles de estrés durante el pasado año escolar, son más propensos a involucrarse en actividades sedentarias.

En cuanto al género, más niñas que niños adolescentes (37% frente al 27%) señalaron haber experimentado síntomas de estrés durante el pasado año escolar (relacionados principalmente con la presión social), y haber llevado a cabo hábitos de conducta poco saludables, especialmente en la alimentación.

No obstante, a pesar del impacto que el estrés tiene sobre sus vidas, los jóvenes son menos conscientes que los adultos sobre los efectos que éste puede tener sobre su desarrollo físico (54% versus 39%) y su salud mental (52% versus 43%).

Tal y como sucede con los adolescentes, los datos del estudio muestran una brecha entre el porcentaje de adultos que considera importante hacer frente al estrés y el porcentaje que afirma hacerlo de forma eficaz. De hecho, 1 de cada 10 adultos asegura que no lleva a cabo ninguna actividad para manejar el estrés, y cerca del 44% reconoce no hacer lo suficiente o no estar seguro de tomar las medidas necesarias para tal fin. Aquellos adultos que recurren a actividades activas y saludables para hacerle frente, tienden a experimentar niveles más bajos de estrés y a presentar hábitos de comportamiento más sanos.

La encuesta explora también la influencia del estrés sobre conductas saludables como los hábitos adecuados de alimentación, ejercicio y sueño. A este respecto, tanto los adultos como los adolescentes señalan que el estrés afecta tanto al sueño como a la alimentación. Asimismo, a pesar de que todos coinciden en los beneficios del ejercicio físico, son pocos los que lo practican. Concretamente, más de un tercio de los adultos (37%) y uno de cada cinco adolescentes (20%) no realiza ejercicio o lo practica una vez por la semana.

A la hora de solicitar ayuda profesional, los adolescentes son más propensos que los adultos a señalar el relevante papelque juega el psicólogo en la lucha contra el estrés (43% frente al 33%), sin embargo, únicamente el 5% de los adolescentes y adultos reportan haber visitado a un profesional de la salud mental por este motivo.

A tenor de estos resultados, la encuesta concluye dejando patente la importancia de “romper este legado poco saludable”que se observa en los jóvenes. Para tal fin, señala la necesidad de intervenir en el estrés y la salud mental a edades tempranas, brindando a los adolescentes un mayor apoyo en las escuelas, en el hogar, en las comunidades, etc., a través de profesionales de la salud que enseñen a los jóvenes a lidiar con el estrés, explicándoles qué es y qué consecuencias tiene para la salud tanto física como mental, enseñándoles estrategias para manejarlo de forma adecuada, y proporcionándoles herramientas para crear estilos de vida saludables “que les permitan crecer y convertirse en adultos sanos”.

Fuente: American Psychological Association (2014). Stress in America: Are Teens Adopting Adults’ Stress Habits? (Disponible en:http://www.apa.org/news/press/releases/stress/index.aspx)



Estrés en la adolescencia. ¿Como ayudarles a controlarlo?

La APA (American Psychological Association-Asociación Americana de Psicología) ha lanzado en su página Web un artículo en el que ofrece una serie de recomendaciones prácticas para padres con el fin de ayudar a sus hijos a manejar el estrés.

El texto surge a raíz de la publicación, el pasado mes de febrero, de la encuestaStress in America 2013, en la cual queda reflejado cómo los adolescentes pueden llegar a experimentar altos niveles de estrés, cuyos efectos se traducen en una serie de síntomas físicos y psicológicos, tales como irritabilidad, ansiedad, cansancio, falta de concentración, trastornos del sueño o presencia de pensamientos negativos, entre otros. Asimismo, la encuesta advierte que aproximadamente un tercio de estos adolescentes considera que no está utilizando los recursos suficientes para poder hacer frente a las situaciones estresantes de una manera adecuada.

Tal y como señala la APA, ante este tipo de situaciones, los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar formas saludables de afrontar y manejar el estrés. Para ello, aconseja lo siguiente:

Reconozca los síntomas del estrés: es importante prestar atención a una serie de señales y síntomas que pueden ser indicativos de que el adolescente está experimentando niveles de estrés poco saludables. Algunos de estos síntomas son irritabilidad, enojo, preocupación excesiva, trastornos del sueño o alteraciones en la alimentación. En casos en los que no hay supervisión parental, algunos adolescentes pueden tratar de paliar el estrés consumiendo alcohol o substancias ilegales.

Dialogue con su hijo: muéstrese comprensivo y mantenga las líneas de comunicación abiertas, de este modo, él sentirá que sus padres están disponibles para hablar en cualquier ocasión y acudirá a usted cuando se sienta abrumado. Cuando converse con él, haga que se sienta comprendido y escuchado: muestre interés, trasmítale que entiende lo que siente y que valora positivamente su punto de vista. Reserve al menos un día a la semana para dedicárselo a su hijo, aprovechando este tiempo juntos para realizar alguna actividad conjunta.

Enséñele estrategias de afrontamiento saludables: La actividad física es una vía eficaz para manejar el estrés. Anime a su hijo a participar en actividades con las que disfrute, tales como deportes de equipo, senderismo, yoga, baile, natación, etc., y, si es posible, trate de realizar alguna de estas actividades en familia. También es importante seguir unos hábitos de sueño saludable: cuando se pasa por alguna situación estresante suelen alterarse los patrones normales del sueño; a su vez, la falta de sueño suele aumentar el estrés. Anime a su hijo a dormir una cantidad adecuada de horas, regule sus horarios de sueño limitando el tiempo de exposición a la televisión por la noche y realizando actividades tranquilas que faciliten el sueño.

Las preocupaciones relacionadas con la escuela y las relaciones sociales pueden ser una fuente de estrés para los adolescentes. En algunos casos, pueden ser demasiado autoexigentes y autoimponerse metas poco realistas, lo que, a la postre, conlleva sentimientos de frustración y ansiedad. A este respecto, trate de ayudarles a fijar metas reales, dividiendo sus objetivos en pequeños pasos. No resuelva los problemas de sus hijos. Tenga en cuenta que, a lo largo del proceso de transición a la edad adulta, el adolescente va desarrollando su autonomía a medida que va tomando sus propias decisiones y es capaz de resolver las dificultades con las que se encuentran. Por lo tanto, ayúdele a buscar soluciones orientadas a solventar sus problemas, generando diversas alternativas y valorando las consecuencias de aplicar cada una de ellas, con el fin de que aprendan a hacer frente por sí mismos a cualquier imprevisto que pueda surgir en un futuro.

Cree un espacio seguro para él: las rutinas suelen tranquilizar a los niños y adolescentes, y pueden ser reconfortantes en momentos de estrés. Estableciendo unos hábitos, le transmitirá a su hijo consistencia y seguridad. Trate de fijar una serie de rutinas familiares durante la semana (por ejemplo, comer todos juntos, reservar un día de la semana para ver una película en familia) así como en verano (p.ej.: por ejemplo, una salida durante el mes de julio), pues este tipo de situaciones constituye una oportunidad para conversar con el adolescente.

Sea un modelo de hábitos saludables para su hijo: aparte de fomentarlos, es importante que su hijo vea en usted un ejemplo en cuanto a comportamientos sanos: promueva prácticas saludables de alimentación, realice actividades físicas, duerma una cantidad suficiente de horas y tome medidas para regular su propio estrés.

Busque ayuda profesional: si está preocupado por el estrés de su hijo, considere la posibilidad de buscar un psicólogo.

Fuente: APA